miércoles, 13 de junio de 2012

                                                                    Estatua de Zeus Olímpico. Óleo. Salvador Dalí
Yo, Zeus Olímpico, me dirijo a vosotros, humanos, semidivinos, por primera vez.
Estamos recibiendo en las alturas del Olimpo las noticias que nos transmite el velocísimo Mercurio, mucho más rápido, que vuestro correo electrónico y vuestra red. Todas sus comunicaciones han llenado de alegría a mi divina esposa Hera, que os encomendó al principio de la semana unas tareas, que estáis a punto de concluir. Los trabajos de Hércules ya no se comentan en las reuniones de los dioses, los viajes de las argonautas paracen turismo y la Odisea del ingenioso Ulises resultan juegos de niños comparados con las hazañas que estais desarrollando estos días y que serán cantadas por poetas más grandes que el mísmisimo Homero. Felicidades, humanos por vuestro trabajo, estoy pensando en que ascendáis hasta nuestras altas sedes y concederos títulos semidivinos. Levanto mi copa de néctar en vuestro honor y os incito a que perseveréis en la misma senda.

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